El impuesto de matriculación de vehículos es un tributo que afecta a todos aquellos que deseen adquirir un automóvil nuevo o usado procedente del extranjero. Está regulado por las autoridades fiscales de cada país y no solo tiene un impacto significativo en el precio final del vehículo, sino que también influye en las decisiones de compra de los consumidores y en las estrategias comerciales de los fabricantes y distribuidores.
Es un tributo que deben pagar los propietarios de vehículos nuevos o importados al registrarlos por primera vez en el país. Está gestionado por las comunidades autónomas y se calcula en función de varios factores, principalmente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del vehículo. La finalidad del mismo es doble: por un lado, recaudar fondos para el estado y, por otro, fomentar la compra de vehículos más eficientes y menos contaminantes. Así como cumplir con las normativas europeas de reducción de emisiones.
El principal objetivo es incentivar la adquisición de vehículos más ecológicos y eficientes, alineándose con las políticas de sostenibilidad y reducción de emisiones de la Unión Europea. De este modo, se busca disminuir el impacto ambiental del transporte y promover un parque automovilístico más respetuoso con el medio ambiente.
En 2024, la cuantía sigue una tabla basada en las emisiones de CO2 del vehículo, expresadas en gramos por kilómetro (g/km). Las tarifas se organizan en tramos de la siguiente manera:
Emisiones hasta 120 g/km: Exento.
Emisiones entre 121 y 159 g/km: 4,75% del valor del vehículo.
Emisiones entre 160 y 199 g/km: 9,75% del valor del vehículo.
Emisiones de 200 g/km o más: 14,75% del valor del vehículo.
El valor del vehículo sobre el cual se aplica el porcentaje del impuesto se determina en función del precio de venta al público, incluyendo todos los gastos, tasas y el IVA, pero sin contar con descuentos ni promociones especiales.
Existen varias circunstancias bajo las cuales un vehículo puede estar exento o beneficiarse de una reducción:
Vehículos eléctricos y de hidrógeno: Están exentos de pagarlo.
Vehículos híbridos enchufables: Pueden beneficiarse de reducciones dependiendo de sus emisiones específicas. Puedes consultar las ventajas de este tipo de vehículos aquí.
Familias numerosas: Pueden solicitar una reducción al matricular un vehículo de más de cinco plazas.
Personas con movilidad reducida: También pueden beneficiarse de exenciones o reducciones específicas.
Vehículos históricos: Vehículos con una antigüedad significativa y declarados de interés histórico pueden estar exentos del impuesto.
Debe pagarse cuando se matricula el vehículo por primera vez. Este proceso ocurre cuando se adquiere un vehículo nuevo o se importa un vehículo usado desde el extranjero.
Compra de un vehículo nuevo: Cuando se adquiere un vehículo nuevo, debe pagarse antes de poder matricularlo oficialmente y obtener las placas de matrícula. Normalmente, el concesionario se encarga de gestionar este trámite, pero el comprador es el responsable último del pago.
Importación de un vehículo usado: Si se importa un vehículo usado desde otro país, debe pagarse antes de poder matricular el vehículo en España. Este proceso implica presentar una serie de documentos, incluidos los que acreditan la importación y las características del vehículo, para calcular el impuesto correspondiente.
El plazo para el pago suele ser inmediato cuando se decide matricular el vehículo. No se puede obtener el permiso de circulación sin haberlo pagado previamente, por lo que es un paso esencial en el proceso de matriculación.
En España, debe ser pagado por las siguientes personas o entidades:
Compradores de vehículos nuevos: cualquier persona física o jurídica que adquiera un vehículo nuevo en España está obligada a pagarlo.
Importadores de vehículos usados: si una persona o empresa importa un vehículo usado desde otro país, debe pagarlo antes de poder matricular el vehículo en España.
Entidades y empresas de renting o leasing: las empresas que ofrecen servicios de renting (alquiler a largo plazo) o leasing (arrendamiento financiero) de vehículos también están obligadas a pagarlo cuando matriculan un vehículo nuevo para incluirlo en su flota.
Propietarios que modifican significativamente sus vehículos: en casos donde se realizan modificaciones sustanciales a un vehículo ya matriculado, que alteren significativamente sus características y, por ende, sus emisiones de CO2, es posible que el propietario deba volver a pagarlo.
Casos específicos de cambio de titularidad: en ciertos casos específicos de cambio de titularidad de un vehículo importado (por ejemplo, si se adquiere un vehículo ya importado que no ha sido matriculado en España), el nuevo propietario debe pagar el impuesto de matriculación.