Los coches eléctricos han revolucionado la industria de la automoción, y su rendimiento depende en gran medida del tipo de batería que utilizan. Este artículo analiza los diferentes tipos de baterías para coches eléctricos, sus características técnicas y sus implicaciones en el diseño y la sostenibilidad.
Se definen conceptos clave como densidad energética, ciclo de vida y tiempos de carga, así como sus aplicaciones prácticas. Este conocimiento es esencial para tomar decisiones informadas sobre qué batería utilizar en función de las necesidades del usuario y del vehículo.
Las baterías de iones de litio son las más comunes en los vehículos eléctricos actuales. Ofrecen alta densidad energética y peso reducido, lo que se traduce en mayor autonomía. Además, soportan múltiples ciclos de carga y descarga sin degradarse rápidamente.
Estas son una variante de las de iones de litio, con un electrolito en gel o polímero. Son más ligeras y flexibles, lo que permite diseños más aerodinámicos. Sin embargo, son más sensibles a la temperatura y más costosas, lo que limita su uso en vehículos comerciales.
Fueron ampliamente utilizadas en los primeros híbridos. Son duraderas y resistentes a temperaturas extremas, aunque su densidad energética es inferior a la del litio, lo que reduce su viabilidad en coches 100% eléctricos modernos.
Tecnología más antigua, usada en vehículos de bajo coste o híbridos básicos. Son económicas y robustas, pero tienen baja densidad energética y vida útil reducida, limitando su aplicación en movilidad eléctrica avanzada.
Una de las innovaciones más prometedoras. Sustituyen el electrolito líquido por uno sólido, lo que mejora la seguridad, la densidad energética y los tiempos de carga. Actualmente en fase de desarrollo, podrían revolucionar el mercado en los próximos años.
Es la cantidad de energía que una batería puede almacenar por unidad de peso o volumen. A mayor densidad, mayor autonomía. Las de litio alcanzan hasta 250 Wh/kg, permitiendo autonomías de más de 400 km en modelos actuales.
Indica cuántos ciclos de carga y descarga puede soportar una batería. Las de iones de litio suelen tener entre 500 y 2000 ciclos, dependiendo del uso y cuidados. Esta métrica es clave para calcular la vida útil del vehículo.
Las de litio pueden alcanzar el 80% de carga en 30 minutos con cargadores rápidos. En contraste, las de plomo-ácido requieren varias horas. Este aspecto influye en la experiencia del usuario y la practicidad del vehículo.
Las baterías de litio funcionan de forma óptima entre 0 y 40 °C. Fuera de ese rango, puede disminuir su eficiencia. Esto exige sistemas de gestión térmica en los vehículos eléctricos.
La extracción de litio y cobalto tiene un alto coste ambiental. Por eso, es crucial impulsar tecnologías de reciclaje y buscar alternativas sostenibles para reducir el impacto ecológico de la movilidad eléctrica.